domingo, 29 de junio de 2008

Asiento Ñ de la Academia

A veces juego a cambiar las palabras. Otras, me las invento pensando que suenan mejor. La mayoría de los días, tengo grandes conversaciones cotidianas con cierta persona que nos hacen crear un vocabulario totalmente específico y personal (entre otras cosas). Ciertamente la lengua por sí misma también tiene sus propios juegos, podríamos sacar algún ejemplo.

Uno de estos casos es el del término "escatología", que básicamente tiene dos significados. El primero de ellos es el que en religión se refiere a todo lo relacionado con lo último, es decir, con la muerte, el cielo, el infierno, el Juicio Final, el fin del mundo... El otro significado es el que conecta la palabra con las funciones excretoras, con las heces, la orina, y en general todo lo desagradable.
Muchas veces me he preguntado sobre el porqué de esta perturbadora coincidencia terminológica. Hasta que me dio por investigar.

Y lo que encontré me aclaró un poco, ya que aunque son la misma palabra, su origen etimológico no es el mismo. El primer sentido, el religioso, viene del griego éschatos, cuya traducción sería último. El otro también viene del griego, pero de otro término diferente, skatós, que quiere decir excremento. La cosa se aclara un poco más al descubrir que por lo visto hay cierta discusión en torno a la pronunciación y escritura de esta palabra. Según algunos autores, el sentido religioso sería más correcto escribirlo esjatología, ya que la pronunciación de esa ch griega correspondería a nuestra j, permitiendo así una mayor distinción entre ambos conceptos. En cualquier caso, la coincidencia no deja de ser curiosa, y habría que ver si no es posible encontrar alguna clase de conexión entre los dos orígenes (no sería muy difícil, si tenemos en cuenta que el excremento es lo último que queda después de un buen almuerzo por ejemplo).

Así que mira por donde el día que pienso que mi vida es una mierda...al menos me sentiré algo mejor.

miércoles, 25 de junio de 2008

Páramos desolados

Mi interior, mi vida, mi futuro, tú.

Lesbianas, helado y Lovecraft

- Sí, ya sé que miro a las chicas y a veces hago comentarios, sin duda carezco de tacto y educación, amén de consideración y respeto, pero míralo de esta manera: al menos sólo te la meto a ti...
- Desde luego es una gran frase de consuelo...

El paseo marítimo a las cuatro de la tarde era cruzado inclementemente por todos los que se encaminaban a la playa, así como por aquellos que terminaban o comenzaban a comer en los bares, restaurantes y terracitas, como ellos dos.

- Mira, la feria del libro...
- Querrás decir el quiosco de libros...Voy a echar un vistazo.
- ¿Algo interesante?
- Sí, sí, mira, Lovecraft, el rollo de Kthulhu siempre me ha gustado, yo lo leía de niño, si es que no podía limitarme a leer el principito, no podía salir normal, a ver éste...Mira, son relatos modernos basados en los mitos de Kthulhu, jorrll, 4 eurillos
- Yo ya he terminado los que me regalaste, cuando lo acabes me lo prestas.
- Muy bien. Este tío es bastante importante, sin él no se entendería nada de la mayor parte del terror moderno, monstruos horrorosos que regresan a un mundo que un día fue de ellos, como los turistas aquí...

Ella se estaba impacientando en realidad, porque se hacía tarde y quería ir a la playa. Mostró su característica expresión de algo me contraría y provocó la sonrisa de él.

- ¿Un café?, venga, y después nos cambiamos y bajamos a la playa.
- Mejor un helado, ¿te apetece?
- Pues sí...Joder, ya empieza a hacer calor de verdad.
- Joo, no hay heladerías...
- Umm, veamos, ahí enfrente hay un rótulo, “helade”, es arriesgado, lo sé, pero creo que vale la pena investigar cómo sigue.
- Jajaja, qué sarcástico, podría ser...mmm.
- El Hades, sí, el nuevo local griego de moda, heavy metal heleno a cascoporro.
- Y sigue...
- Venga, quítale unos gramos y déjalo en ironía, vamos a por el heladito.

Entraron en la heladería, diáfana y tranquila, y en uno de los dos mostradores un hombre trataba de explicarle a la clienta qué diferencia había entre un helado de dos bolas y uno de bola única.

- Es que si le pongo una bola más pues ya sería de dos bolas- le decía a una mujer de importante volumen, de cuyo hombro colgaba una adolescente de considerable tamaño.
- Mamá, es que yo lo quiero con nueces...
- Y no podría ponerle un poco de nuez rallada...
- Sí, claro, pero de qué sabor quieren las bolas de helado...
- ¿Y ése de la esquina de qué es?- Dijo una tercera acompañante, haciendo caso omiso de los estupendos cartelitos que tenía el expositor, también de generosas medidas, pelo corto, piratas vaqueros, camiseta enorme y guarros en los pies.
- Mamá, pero yo lo quiero de...
- Pues casi mejor podrían considerar probar los dietéticos...

El comentario se oyó perfectamente, aunque ella creyera que lo había dicho bajito. Era más fruto del aburrimiento ante la espera, ya que no había nadie más atendiendo y se preveía una larga transacción entre el heladero y el curioso trío.

- Coni, por Dios, que te han oído...
- ¿Sí?, pero si ha sido en voz baja...
- Claro, claro...- dijo él con una sonrisa- anda, ve pensando de qué lo quieres, y espero que tú si tengas claro la diferencia entre una o dos bolas, y si no, pides una tarrina. Joer, entiendo que en sus lugares de origen no tengan mar, pero hay heladerías ¿no?
- Jaja, de Kínder, que lo he visto ahí.
- Vale, yo de nueces, una tarrinita.
- Con cucurucho de chocolate.
- Muuy bien. No creo que ésas lo pidan con cucurucho, no sé por qué, aunque una de ellas seguro que sabe lo que es una...
- Es verdad, tiene una hija...Y míralo, él sí puede hacer comentarios, ¿de éste no se han enterado?
- No lo sé, creo que sí, porque la camionera me ha mirado mal, pero he sido bastante más sutil que tú, bueno, no sé, jajaja.

En ese momento apareció como un ángel salvador un adolescente que se colocó tras los expositores y les miró expectante.

- Una tarrina de nueces y un cucurucho de kínder.
- De chocolate el cucurucho.
- Eso, jaja.

Salieron al apabullante sol, abandonando la agradable heladería, sonriendo y mirando ya con avidez a la playa que se extendía a sus pies, a unos metros.

- Así que tú sí puedes criticar su tendencia sexual y yo no puedo hacer una mínima mención a sus hábitos alimenticios...
- Yo no he criticado ninguna tendencia sexual, me parece muy respetable, sólo aludía al hecho de que al menos una de ellas, ya que tiene una hija, sabe lo que es una polla, nada más. Y en segundo lugar no hacía más que ponerme en el lugar del pobre heladero que en ese momento debía estar pensando más o menos lo mismo pero no podía decirlo...ea.
- Anda, vamos parriba que mira cómo se derrite el helado...
- Sí, pero antes de que bajemos a la playa yo te voy a enseñar a ti lo que es un buen cucurucho también...
- Al final es cierto que tendré que consolarme pensando que soy la única a la que se la metes...

lunes, 23 de junio de 2008

A lo grande

Ciento veinte minutos devorando cacahuetes, gusanitos, doritos, entre uys y ufffs, y empezaba el tema de verdad, porque todos sabíamos que iba a ser en los penaltis, y en el fondo lo teníamos claro, otra vez en cuartos. Pero el esfuerzo de nuestras mandíbulas debía tener su premio, y no podía ser otro, Cesc, el anganguillo de cresta y cejas depiladas, el mismo que hace un impagable anuncio de caramelos, podqué tomo edmín shiditó en ve de otdoz cadamedoz o ticdez, que también debía estar pensando en cuántas eddes tenía el guión del puto spot, el que provocara las miradas de incredulidad entre los que estábamos viendo el partido, que sí opá, que hemos pasao de cuartos...La verdad es que era ahora o nunca, con Totti y Cannavaro sin disputar, Pirlo y Gatusso sancionados, Italia era a la vez más y menos Italia que nunca, y como legionarios romanos que sabían que sólo un milagro podía salvarlos, se dispusieron en formación de batalla a intentar contener a las hordas iberas y esperar su oportunidad, y casi lo consiguen los cabrones, por encima de discusiones sobre pamplinas como el tiqui taca, el jocco bonito y demás tonterías propias de las secciones de deportes de los medios del grupo PRISA, los mamones son los que mejor dominan ese juego que se llama fútbol. Y na. Que ya estamos contentos, aunque yo esperaría un poco antes de empezar a chupárnoslas los unos a los otros, porque yo ya soy mu mayor y me acuerdo de la final de la Eurocopa del 84, y de otro portero que también era el mejor del mundo y la cagó como únicamente los más grandes lo pueden hacer, como si de Lynch se tratara haciendo Dune, Arkonada se la tragó y nos quedamos todos con una cara de gilipollas que no desapareció en algún tiempo.

¿Hablamos también de los otros ganadores del partido de ayer? El primero el penoso Borbón ese que dice que es rey de no se qué nación, que tras malos tiempos y continuando con su limpieza de imagen se dio una vueltecita por Viena para balbucear unos cuantos tópicos, incluso en directo ante las cámaras, en la zona mixta del estadio, inaudito. Siguiendo hacia abajo el amigo ZP, que dicen que si se parece a Mr Bean o a no sé quién, pero en realidad tiene to la cara de un hamster enano de Roborovsky recién despertado, no veas qué despertar tienen los bichos, que aprovecha el alelamiento general del día para presentar su plan contra una crisis que oficialmente no existe, lleno de medidas que tras mirar un poco podríamos resumir en...¿nada? Podríamos continuar concretando en casos particulares, como el típico hijo puta con el que todos tenemos que lidiar que hoy estaba contento home, o el que tú quieras, que seguro que podrías decirnos alguno...Así que sí señor, que viva el fútbol, que tanto nos gusta, nos ocupa y nos preocupa, non importa ciò che accade, l'Italia a morte, y a ver si uno de estos modernos gladiadores y héroes nos deja algo de calderilla pa llegar a fin de mes...

domingo, 22 de junio de 2008

viernes, 20 de junio de 2008

Perder

- No entiendo tu actitud, sinceramente, no sé qué te pasa, llevas todo el día a kilómetros de mí, lo mejor va a ser que me vaya ahora mismo.

Ella estaba sentada en la mesa de la cocina, él entre sus piernas abiertas, con sus manos descansando en las rodillas, mirándola a los ojos, percibiendo su distancia, su decepción. Se quedó un largo rato mirando sus labios, esperando una negación, una petición, pero no se movieron salvo para devolverle el beso que realmente no sabía a fin, aunque estaba tan claro como los duros ojos que miraban los suyos que era el último. Así que no le quedó otra cosa que hacer que irse. Su compañera no le había dado la réplica para representar correctamente aquella obra de despedida que apenas acababa de idear unos minutos antes, aún con ello pensó que no había quedado del todo mal, supo improvisar una retirada digna, y sobre todo agradecía que la cosa no hubiera derivado hasta tomar la tediosa senda del melodrama. Cogió sus cosas y atravesó la puerta, sintió primero el golpe del sol en su cara, que en aquellos días ya caía despacio y duro, y después el de las patas del puto perro en su pecho, acompañado de la repulsión que le provocaba el animal.

- Ésta también es la última vez que me ladras cabrón.

Cerró la cancela exterior y se encaminó hacia la estación sintiendo a partes iguales oleadas de alivio y soledad, el primero se fue quedando por el camino, pero la segunda quiso acompañarle, lo que le hizo centrar su atención en el hecho de que él no habría dejado que ella se fuera sola, y en ese momento su abandono en las calles de la semidesconocida ciudad le pareció el mayor agravio posible, imperdonable, insuperable, hasta que el sudor empezó a brotar de su frente y todo aquello empezó a tornarse la enésima tontería en que pensaba aquel absurdo día, que empezaba a terminar en el mugriento bar de una pequeña estación de autobuses, en algún lugar de la costa.

Ponían un partido en la tele, el último de la temporada, un plasma, lo que realmente le sorprendió, no acababa de encajar en la decoración, o la ausencia de la misma mejor dicho. Una barra pequeña que aproximadamente a la mitad se convertía mágicamente en el mostrador de un ultramarinos, como en los bares de barrio de su ciudad, pero allí ya no quedaban, una sola mesa de plástico cortesía de una marca de refrescos con su par de sillas a juego, unas paredes alicatadas a la mitad, que un día fueron blancas, con alguna maceta colgando tal y como aparecía en una foto un pez de la mano del tipo que ahora le ponía delante un café, más viejo, más cansado, como todo el bar, toda la estación, como incluso, sobre todo, él. Aún quedaban tres cuartos de hora para que saliera cualquier autobús, de manera que aquello estaba vacío todavía de domingueros de bañador, sandalias y mochila de vuelta a sus pueblos y ciudades de interior, rojos, aceitosos y salados, como un tomate abierto en un plato, listos para que de ellos no quedara nada en el pequeño pueblo de la costa.

El café estaba realmente caliente, pero se lo tomó de dos tragos mientras comprobaba que los jugadores de uno de los equipos de la tele lamentaban el no haber subido a primera, aunque de haber sido así los hubieran echado a casi todos, cambiándolos por flamantes peloteros de mejor calidad que habrían hecho que el equipo bajara a segunda de nuevo, un bucle infinito que afortunadamente durante el verano se detiene, como casi todo, menos el transito de seres humanos, que ahora ya sí, iban invadiendo la mitad del bar que era bar, la mitad que era tienda, la oficinucha que hacía de taquilla, andenes y aceras cercanas.

El día anterior estaban tan bien, todo era placer sosegado, promesas, suave dulzura, y ahora estaba abandonado, sudoroso, con la lengua quemada, rodeado de seres extraños que le observaban con el recelo del grupo que mira al distinto. Sin embargo eran dos perfectos extraños cuando se despertaron aquel brillante domingo. Qué coño les había pasado, qué incomprensibles procesos habían tenido lugar mientras dormían para que de pronto ella no quisiera que él estuviese allí y el quisiera largarse de inmediato. Móvil.

- Sí, muy bien. No, un desastre. Para casa ya, en una hora y algo estaré por allí, ya te contaré, luego te llamo que voy a subir al bus.

Pero qué iba a contar, si ni él mismo lo entendía, sintió la necesidad de hacer una encuesta, preguntarles uno a uno a aquellos tomates con patas que le circundaban si alguno era capaz de explicárselo, pero sus caras le decían que no sin necesidad de interrogatorio alguno, todas salvo una...

- Esther, holaa, qué haces aquí...

La soledad le decía adios con la manita desde el andén, pero él no pudo verlo porque estaba demasiado ocupado pareciendo encantador para su inesperada compañera de viaje. Tampoco pudo oir cómo un desconsolado locutor lamentaba el fracaso al intentar ascender de un equipo que de todos modos siempre había sido grande y que prometía volverlo a intentar la próxima temporada, llena de esperanzas y promesas, como los ojos de Esther.

miércoles, 18 de junio de 2008

Entrada de transición (pa que vamos a decir lo contrario!)

Bar Bate, Bar Tolomé, Bar Kito, Bar Celona, Bar Reinols...Si, es cierto que puede parecer una broma fácil, sin llegarle a la suela de los zapatos a la típica broma telefónica de “Bar Simpsons” (esa de...¿está Tomás Turbado?). Pero he de admitir que siempre me hizo gracia esa idea en la serie Aída...en un principio fue el único detalle que pude digerir de dicha serie. Pero, ¡ay! lo que hace la desidia, el aburrimiento o la dejadez, que me llevó a ni siquiera tocar el mando a distancia los domingos por la noche, enganchándome cada vez más a el humor corrosivo, negro, de mala leche. Y acabé sorprendiéndome a mí mism@ riéndome a carcajadas ante un personaje digno de la España profunda como Mauricio. Me pregunto si tal vez admiro esa mala leche no contenida, esa manera de hacer bromas que no son políticamente correctas y que a mí me encantan aunque pocas veces me atreva a hacerlas (al no ser que me escuches tú, jeje).
No sé en qué momento exacto todos estos hechos se entremezclaron en mi subconsciente hasta el punto de pedir que me bajasen una película de aquel actor ya olvidado y del que seguramente nadie sea capaz de nombrar tres películas seguidas.
Y aún me pregunto si un nada despreciable 42% de los visitantes del presente blog tiene o no razón. Aún me pregunto cómo me hiciste caso. Aún me pregunto cuándo veré la película. Aún me digo a mí mism@ que ya es un reto personal, y acabaré decepcionando a un 15% de los blogeros que por aquí se asoman, pues SI, LO ADMITO, soy un@ de l@s confundadores que verá una película que seguramente ni siquiera será digna de ser protagonizada por nuestro admirado Pocoyó.
Pero antes de que se produzca un antes y un después en vuestras visitas al leer estas líneas...daros las gracias por vuestros votos, por vuestros comentarios, por las ganas que le ponéis a cada palabra que dejáis por aquí escrita.
Aún sigo imaginando cada historia que se esconda en cada nick, en cada firma...entre tanto...me planteo si darle ya al play o no.

viernes, 13 de junio de 2008

miércoles, 11 de junio de 2008

lunes, 9 de junio de 2008

Que viene el lobo...


Junio, siempre me gustó este mes por varias razones. La más pueril es la que todos pensáis... a diferencia del anuncio del Corte Inglés en septiembre que nos hacía temblar diciéndonos eso de “la vuelta al cole” (a mí verdaderamente me dolía el estómago y me entraban ganas de vomitar)... el mes de junio nos anunciaba la llegada de las vacaciones. Mes de sol, ropa nueva y no tan nueva pero que nos imaginamos que nos sienta tan bien, tardes de siestas tontas, cumpleaños... sí, siempre me ha sonado bien.
Pero de un tiempo a esta parte, he crecido un poco más, a pasos agigantados y crecer provoca el poder comprobar que las cosas más positivas, lo que más feliz te puede hacer, también tiene su lado negativo. Y en ello ando, pensando que el mes de junio me anuncia situaciones complicadas, entre ellas la convivencia temporal con una persona familiar (en el más estricto sentido de la palabra) que la he catalogado de “hipocondríaca” (entre algunos otros términos que no les voy a dar cabida en esta entrada. Siempre consideré esa patología como difícil de discernir con el ser “quejica” o “aburrimiento y me escucho demasiado”... pero, oh! Si me hubiera dedicada a la medicina! Tendría grandes prácticas en casa.
Pero ando sensible y pienso en el final de las personas hipocondríacas... ¿¿y si tienen razón??...El hipocondríaco quizás no es un pesimista patológico... Todos ríen sus males. Pero él sabe muy bien que el que ríe el último ríe mejor. Y que algún día su ataque no será imaginado, que será de verdad. Y entonces les callará la boca a todos, dejándoles con el resquemor ese de "¿y si le hubiéramos hecho caso...?". Y entonces será su momento triunfal. Pero ya no lo podrá disfrutar. La muerte, esa con la que aprendió a malconvivir, se lo habrá llevado del todo. Tan sólo en el último momento podrá esbozar una sonrisa. "¿Lo veis, incrédulos?". Y la duda será mayor, porque su gran momento, su triunfo final, su momento de mayor gozo, será el último. Como los héroes. Y entonces hasta habrá quien diga que supo morir bien.
El sol aprieta... pero creo que es hora de levantarme a hacer café...

sábado, 7 de junio de 2008

jueves, 5 de junio de 2008

Ahí lo llevas...

Casablanca tendrá que esperar, pero despues de todo siempre nos quedará David Lynch...

martes, 3 de junio de 2008

El mundo al revés

Era algo habitual en otros tiempos abandonar a los recién nacidos en los conventos, uno dejaba al bebé en el famoso torno y vámonos que nos vamos. Le ponían de apellido Expósito o De La Cruz, y con suerte se hacían toreros o tonadilleras, formaba parte del folklore y la idiosincrasia de un pueblo y unos tiempos que poco a poco vamos superando, un país en blanco y negro por fuera y por dentro, sobre todo por dentro. Pero no, ahora somos modernos, bueno, más o menos, hace poco hemos vuelto a ver a la élite de nuestra sociedad representando la ceremonia de clasismo vestida de fino, cocaína, sexo, sevillanas y fanatismo religioso que es el Rocío, ahora que el PP está en descomposición asistimos al curioso espectáculo de las señoronas y los caciques esperando a los jefecillos del partido en la calle para clamar que ellos no quieren el centro, por Dios, que son de derechas de toda la vida, que Rajoy además de perdedor es un traidor, qué pena me está dando ese hombre, quién me lo iba a decir. Se siguen matando toros en público espectáculo, sea en los cosos o en las plazas mayores de los pueblos, tenemos verbenas donde lo más demandado sigue siendo Paquito el Chocolatero, si es que uno si es español y hombre tiene que emocionarse con un pasodoble, coño, y ya está.

Todo esto podría llevarnos a pensar que no hemos avanzado tanto, que la España profunda de señoritos y fieles siervos de corazón e intenciones negras como el refajo de una abuela de pueblo no está tan lejos, hasta que de pronto algo te hace despertar de la ensoñación y volver a la realidad: una hija ha abandonado a su madre en un convento. Qué subversión, qué revolución, que acto estético sólo comparable al incendio de Roma, qué modernidad, qué declaración de intenciones. Es, con un simple acto, desempolvarse siglos de atraso, ignorancia, cultura opresiva y opresora, proclamar sencillamente que somos distintos, una nueva raza. No nos basta con las lámparas de Ikea ni los reallyties en la tele, necesitábamos un acto total, un punto de inflexión, de no retorno, un antes y un después, una catarsis de la cual surgiera el nuevo bebé ibérico, flotando entre los páramos mesetarios y los valles costeros, despreciando su pasado y mirando al futuro del cual es dueño. Gracias anónima heroína, probablemente no serás inmediatamente comprendida, es más, se te vilipendiará, insultará, humillará, pero no te preocupes, pasa con todos los visionarios, con todos los revolucionarios, piensa que de la hoguera en la que te quemen surgirá una nueva sociedad que te recordará y admirará como la luminaria que nos enseñó el camino. Voy a mirar por Internet a ver dónde puedo dejar a la vieja...